En la convulsión de estos tiempos, que constantemente se
está cuestionando la vigencia de la organización política de los países, sería
bueno que los ciudadanos hiciéramos una reflexión sincera sobre una serie de
temas respecto los cuales, los políticos, no son capaces de ponerse de acuerdo, debidoal interés particular que los mueve, en cuanto no están dispuestos a ceder cotas de poder
político y económico que ostentan.
Pienso que los ciudadanos, en general tenemos un problema
de autoestima. Los políticos no nos dicen lo que piensan sinceramente, nos
engañan. Dicen que van a hacer algo y hacen lo contrario. El hecho de estar en
el poder o la oposición les hace cambiar su opinión sobre mismos objetos. Nunca
piden perdón, porque nunca se equivocan.
Y los ciudadanos seguimos votándolos, haciéndoles caso y
creyéndonos todo lo que nos dicen. Los ciudadanos, en general, somos
ignorantes, sin autoestima, sin dignidad y en definitiva, tenemos los políticos
que nos merecemos. Es una vergüenza, no que nos atropellen, sino que nos
dejemos atropellar.
Constantemente nos confunden al identificar la democracia
con los partidos politicos y el Estado de Derecho.
Pienso que primero son las ideas que todos tenemos sobre la
igualdad, justicia y democracia. Todo lo deriva de estos conceptos. Bajo estos
ideales se construye el Estado de Derecho, o sea todas las normas legales de un
país. Pero la fidelidad a los conceptos de Derecho Natural es lo más
importante. Lo segundo son las leyes y la propia Constitución.
En esto momentos pienso que sería muy conveniente plantearnos
si nuestro Estado de Derecho se ajusta a estas ideas de democracia, justicia e
igualdad sobre las cuales, todos y cada uno de los ciudadanos, tenemos una percepción muy clara.
Los partidos políticos monopolizan, en estos momentos,
todo el poder del Estado. A través del Parlamento pueden legislar a su antojo.
Nombran a los órganos de gobierno del poder judicial, controlan los procesos
judiciales penales a través de la Fiscalía, institución legalmente
jerarquizada. Nombran los componentes del Tribunal Constitucional, el tribunal más
importante y el más politizado.
Los partidos políticos determinan los candidatos, que son
las únicas personas a las que podemos elegir los ciudadanos.
La clave de todo está en pensar si realmente estos
partidos son democráticos, o simplemente están dominados por unas oligarquías
de personas sin oficio ni beneficio, que solo están ahí para defender sus
intereses personalísimos, al margen de las ideas y del interés público.
No existe ninguna regulación obligatoria legal que vele
por la salvaguardia de la democracia interna en los mismos. Los que ostentan el
poder, los partidos, no tienen ninguna voluntad en variar su estatus, ni en ser
controlados. En el primer proyecto de ley de Transparencia estaban excluidos
del control establecido por la propia futura ley. Esto se puede hacer extensivo
a los Sindicatos.
Si la conclusión es que no existe democracia interna en
los partidos, todo nuestro sistema democrático se convierte en una gran
falacia. El poder que reside en el pueblo lo ostentan unos grupos oligarcas de
corporativistas que solo se preocupan de mantener sus puestos.
Por otro lado, aunque los partidos políticos fueran
democráticos, ¿Nos interesa permitir que todos los poderes del Estado este en
unas únicas manos? El poder absoluto corrompe?
Parece, en principio, que un sistema como el de los Estados
Unidos que dichos poderes están separados e independizados (ejecutivo, legislativo
y judicial) es una mejor garantía de la democracia.
La democracia es el valor supremo, el que da estabilidad
a las naciones. De la democracia debe fluir el Estado de Derecho. No al revés.
El Estado de Derecho no puede limitar ni mediatizar la democracia.
El Estado de Derecho se tiene que adecuar a la voluntad
de los ciudadanos de las naciones, ya sean entes supraestatales, estatales,
comunidades o simplemente pueblos o ciudades. De lo contrario, surgen
conflictos y surge violencia. Es fácil observar este hecho en los regímenes
autocráticos y en las emergentes democracias.